En 1540, Francisco Pizarro concedió a son Andrés de Jiménez la encomienda del Repartimiento de Pica y Loa. A la muerte de Jiménez, fue transferida a Martín Pérez Lazcano. Muerto éste, pasó a manos de Juan de Castro quien, en 1559, la permuta ( con sus caciques Amastacca y Pedro Calanche y sus súbditos y chácaras), a Lucas Martínez Begazo, encomendero de Tarapacá, por una encomienda que éste tenía en la calle de cochina cercana a Arequipa. En 1565, Pica es asiento del Tenientazgo de Tarapacá dependiente del Corregimiento de Arica hasta 1765, año en que es trasladado al pueblo de San Lorenzo de Tarapacá. En 1578, el repartimiento de Pica y Loa tenía 636 personas de las cuales 160 eran indígenas tributarios (reducidos en el pueblo de San Andrés de Pica).

En 1614 y según testimonio del deán Echeverría de Arequipa, ya vivían en los dos oasis cercanos de Pica y Matilla, españoles que eran (vecinos principales de distinción, que son los que plantaron las viñas, pusieron un oratorio y después construyeron un templo).

IGLESIA DE PICA
REGIÓN           I REGIÓN DE TARAPACÁ
PROVINCIA    IQUIQUE
COMUNA        PICA       
LUGAR            PLAZA DEL PUEBLO DE PICA

 

 

Fueron enviados por el Virrey García Hurtado de Mendoza, en cumplimiento de la Cédula Real expedida el 19 de Octubre de 1591, que mandaba fundar pueblos en los oasis del desierto. La llamada doctrina de Pica fue elegida en curato en 1620, servicio por Fray Pedro de Perca. <<Es el más dilatado que tiene esas costa pues en s circunferencia se le cuentan más e 200 leguas de despoblados>>. Sus viñas cortas regadas con manantiales que brotan de socavones, producen << los vinos más generosos del Perú… y se vendían hasta el Lipes y Potosí >>.

Durante el periodo hispano, la capilla de la doctrina fue reemplazada pr un templo que por obre de los terremotos fue destruido y vuelto a levantar por tres veces, siendo la segunda, construida en 1768 a expensas de don Josef Basilio de la Fuente y Matías de Soto, ambos oriundos del lugar. El tesoro de este templo se distinguía por una custodia finalmente labrada, un sol de oro, obra de Juan Espelúan, fundida a molde con cinco libras de otro, y los objetos del culto: atriles, blandones y ciriales para cuya hechura se fundieron 80 marcos de plata de media libra.

 

El tercer templo es el actual. Levantado también bajo la advocación de San Andrés, de mayores dimensiones que el anterior, se construyo entre los años 1880 a 1886. Presenta un volumen compuesto de planta rectangular de 44,25 x 19,25m. de donde emergen las dos torres campanarios, la cúpula sobre el crucero y las bóvedas de la nave principal del transepto y la del ábside. En la fachada principal, las dos torres de planta cuadrada se levantan a ambos lados del frontispicio compuesto por el vano de ingreso a la nave central, en arco de medio punto. Dobles pilastras estriadas de orden gigante la flanquean a ambos lados, rematadas por un frontón triangular y de entablamento simple, cuyo friso lleva una decoración de triglifos. Sobre este vano principal las dos ventanas que iluminen el coro alto, abren hacia un balcón entrante. A ambos lados de este frontispicio se sitúan los accesos laterales al templo, también en arcos de medio punto y ligeramente inferiores en sus dimensiones a las del vano central. Las torres de cuatro pináculos, alojan las campanas en un tambor abierto en cada lado por un vano de arco de medio punto. Una ancha escalinata de cinco gradas da acceso al angosto atrio de este templo de composición simétrica, cuyos rasgos la identifican como una expresión neoclásica. El interior de la iglesia tiene tres naves paralelas. Cinco columnas acanaladas de capitel dórico, separan, a ambos lados, la nave central abovedada de las dos laterales de cielo plano. Sobre el crucero se levanta la cúpula rematada por una linterna o cimborio. De la base cuadrangular de la cúpula, arranca las bóvedas del transepto y del ábside en cuto frontón de vértice abierto, se recorta un rosetón. Esta vigorosa a la vez armoniosa composición volumétrica de cúpula y techos abovedados son comunes en la arquitectura religiosa del sur del Perú. En la primera Región, la iglesia de Matilla que se distingue por su alto valor arquitectónico, inspiró, en lo que se refiere a este juego volumétrico, a los templos vecinos de Pica y La Tirana. El altar mayor esta adosado al muro testero del ábside y el coro alto se aloja entre los dados de las torres. El interior de la iglesia se destaca por una Santa Cena con personajes, de bulto de tamaño natural.